domingo, 28 de octubre de 2007

Alpes. Episodio I - De como no empezar un viaje.



Si, habéis leído bien, el viaje comenzó como no debía ser. Mas de tres meses preparando todo, rutas, material, motos etc y..... el insomnio de Chuchi nos juega una mala pasada. Porque habrá que culpar a la falta de sueño, el que una persona tan torpe para las ñampas y menos en una moto, se le ocurriese, antes de comenzar el viaje, ponerse a cambiar la bombilla de la moto.

Resultado, como podéis apreciar en la foto de arriba, el que escribe se tuvo que ponerse manos a la obra y arreglar el desaguisado. Como consecuencia salimos con muchísimo retraso de Logroño, hora y media nada menos, pero tras las pertinentes fotos comenzamos el viaje.




Viaje que transcurrió sin mayores problemas, salvo algunos "desajustes" del GPS, hasta llegar a Roncesvalles, lugar donde paramos a tomar café y continuamos enseguida camino de nuestro primer puerto, Ibañeta 1.057 m.



Se puede decir, que hasta aquí y lo que quedaba por llegar a la autopista, pudimos gozar de una ruta muy agradable. La "pesadilla" comenzó en la autopista, donde, quieras o no el viaje no se hace tan divertido, aunque se tiene que reconocer dos cosas, que las carreteras francesas son una maravilla, las autopistas cuestan la mitad para una moto que para un coche, y que, la vista que teníamos a nuestra derecha, con los pirineos comenzando a tomar forma, era una auténtica gozada.

Ya desde Logroño íbamos con la idea de salir lo antes posible de la autopista, así fue cuando nos desviamos en la salida de Saint Martory, a Dios gracias, que se acercaba la hora de comer y rápidamente paramos en una zona comercial para comer algo rápido en un Mc Donalds. Digo a Dios gracia porque las carreteras interiores de Francia, las que comunican esos interminable pueblos desperdigados, son un auténtico martirio, con lo que decidimos, después de comer, buscar la forma mas rápida de volver a la autopista, y de allí, a Montpellier.

El resto de viaje fue bastante entretenido, aprovechando la hora de la "siesta" pillamos menos tráfico y las vistas eran majas, cerca de Carcassone cogimos la autopista y previa parada en una gasolinera para repostar, estirar las piernas y despertar el culo llegamos a nuestro destino, Montpellier.




Montpellier es una ciudad llamativa, donde destaca tanto su barrio antiguo como el barrio modernista denominado Antigone y diseñado por el arquitecto Ricard Bofill. Una ciudad eminentemente universitaria y cosmopolita que encanta a todo aquel que la ve. Tanto Fanny, que estuvo alli estudiando como yo, ya habíamos tenido la suerte de visitarla. Pero para Chuchi y Ruth esta ciudad era nueva.



Después de acomodarnos en el hotel, situado en la zona moderna de la ciudad, y de acicalarnos, nos lanzamos a ver la ciudad y encontrar un restaurante que venia en la guía trotamundos y donde pudimos degustar de una maravillosa Fondue de queso y unas carnes a la brasa que no se quedaba atrás. Después de comer como Dios manda, vuelta tranquila al hotel y a descansar.

En resumen el día salió perfecto, el tiempo, sorprendentemente era buenísimo, cosa que no podíamos llegar a pensar días antes. Tiempo, que no vaticinaba en absoluto lo que nos ocurriría días después. Pero eso queda para los siguientes capítulos.




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