martes, 25 de diciembre de 2007

Alpes. Episodio III- Chamonix-Chur. Me encanta que los planes no salgan bien.



Hace algunos años que comprendí que había dos formas de disfrutar de un viaje, la primera es preparándolo y la segunda, la que realmente lo hace especial, es cambiando los planes sobre la marcha, haciendo del viaje una aventura. Porque los planes están para cambiarlos, los objetivos no.



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Ya llevábamos dos días de viaje, pero aquí era donde comenzaba lo que habíamos estado buscando, Los Alpes a lo bruto, puertos, puertos y más puertos. Aunque todavía no habíamos conseguido saber el estado en que se encontraban los que íbamos a subir. Recordad, teníamos por delante la ruta del nueve.




Comenzamos el día de mala manera porque no se le puede denominar de otra manera a empezar con un desayuno en el McDonald´s pero que se le va a hacer, no había nada mas abierto. Hicimos varios intentos de saber sobre los puertos y no hubo manera, así que a por ellos. Justo al montarnos en las motos la Pocket me empezó a dar problema, tantos como que parecía achicharrada. Pero estaba claro que el primer puerto era el Forclaz, 1.527 m. y a por él fuimos.







Las sensaciones eran buenas, el día, era esplendido, y el primer puerto, igual que el del día anterior, perfecto. Lo mas impresionante del mismo fue la vista que se tenía de Suiza, un valle, cuanto menos increíble.




Es increíble ver como el fondo del valle es totalmente llano. Las dos líneas que se vislumbran son esa autopista, que nunca cogimos. Error.

Y para rematar la bajada hacia el valle, viñas, como en casa, pero con un algo.








Nada mas llegar al fondo del valle, decidimos parar en un centro comercial para comprar pan para acompañar a las viandas riojanas que llevábamos. El resto del valle transcurrió por una carretera secundaria, tal y como he comentado no cogimos la autopista, pese a leer sobre ello fuimos tan inútiles de no hacerlo, ya sabéis, estábamos "enchufados". No fue tan duro pero si que hubo momentos en el resto del viaje que se añoraba.

A mitad del valle ya vimos los primeros carteles donde se indicaban los puertos cerrados, casi todos los que nos debíamos encontrar en nuestro camino. Desolador, todo se torcía, pero no nos lo podíamos creer, era Mayo, un día impresionante, calor y puertos cerrados. Seguimos avanzando, sin saber en que punto pararíamos.

Al final del largo valle comenzamos una subida continua, con unas de las praderas verdes mas intensas vistas.




Llegamos a un cruce de carreteras, donde tomamos la foto de arriba. Ya era inevitable, había que decidir. La opción de atajar por el Passo della Novena también era imposible, pero no teníamos nada claro a donde iban los pocos coches que subían. Así que de perdidos al río, avanzamos un poco mas para averiguarlo, y de repente, en Oberwald descubrimos el misterio, el tren.

Sin saber muy bien a donde iba, lo cogimos, estábamos alucinados, de repente nos mandaron meternos con las monturas a un vagón, marcha atrás, donde vimos otros moteros alemanes. Como un ejemplo vale mas que mil palabras, y nuestro suizo no era tan "perfecto" como deseábamos, hicimos lo que les vimos hacer a ellos y así entramos en el vagón.





Y tras un corto viaje llegamos a.......Realp. Sin parar, no se muy bien porque nos dirigimos a Hospental y de allí, a Andermatt, decidimos parar a comer y ver lo que íbamos a hacer a partir de allí.





Después de darle fuerte al mencionado embutido riojano, jamón incluido, y de ver al ejercito suizo realizar sus labores medioambientales con un guapísimo helicóptero, que estuvo un tiempo posado encima de nuestras cabezas, decidimos, al contrario de toda lógica, ir hacia el puerto de Sustenpass. Parece ser que estos carteles no eran de fiar.



Tampoco el tiempo que se nos echaba encima.



Pero íbamos disfrutando de una carretera maravillosa hasta llegar a......





Definitivamente aquí vimos que nuestro viaje iba a necesitar infinitos retoques. Ya nos dimos cuenta, las carreteras están perfectas, pero cuando las cierran las cierran.




La desolación, por un momento, nos dio fuerte.



Pero estábamos en los Alpes, y eso era suficiente.











Tras dar media vuelta nos encaminamos ya hacia Chur, intentando pasar por el Oberalpass, 2046 m. Todo transcurrió sin ningún problema y llegamos rápidamente, ya sebes, fotos de rigor y a comenzar a bajar, esta, parecía mas interesante.










Como podéis observar en la foto superior, BMW también tiene algún que otro forofo en JAPON.

La carretera tenia algo de hielo y nieve, arriba del todo, pero pasamos sin problemas. Después del puerto un paseo tranquilo por una carretera salpicada de pueblitos "estilo Heidi" y llegamos a Chur, donde fácilmente encontramos el Hotel. Un hotel histórico, construido en el siglo XVI y donde, muy amablemente, pese a no haberlo ni comentado, nos ofrecieron un almacén para dejar las motos. Algo que a mi hermano, como conocéis, tranquilizo enormemente.

Como final os muestro esta curiosidad, un locomotora de transportes especiales, pasando por medio de Chur, y nadie se quejaba, la verdad, es que la educación es otra cosa que destaca de Suiza. La verdad que Chur no era una ciudad especialmente grande y entre los tranvías y las bicicletas tenia un aire muy especial.

El resto de la noche lo dejamos para el resumen del cuarto día.



Espero que os haya gustado.

Un saludo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vaya rutita compañeros, qué envidia me da ver las fotos!!! Y qué nevada, por lo menos hay 3 metros de altura en la pared de nieve en la cuneta!!!

-Babuchas-